La Digue: el océano Índico más virgen

La Digue es sin lugar a dudas una de las islas más inolvidables de las Seychelles. Accesible por barco o en helicóptero, esta gran roca de 5 km de largo y de 3 km de ancho puede ser el objeto de una excursión desde Praslin. Una vez allí, para los desplazamientos se puede optar por ir a pie, en bicicleta o en carro tirado por bueyes, un medio de transporte turístico a la par que pintoresco. Ya que, aparte de algunos escasos utilitarios, los coches aquí no son bienvenidos. Fuera de La Passe y de sus pequeños comercios, donde desembarcan la mayoría de visitantes, la isla se mantiene bastante salvaje y ofrece una vida tranquila reforzada por la legendaria amabilidad de sus habitantes.

En dirección al sur, La Digue encierra particularmente una pequeña maravilla geológica, la Anse Source d'Argent, LA playa seychellesa por excelencia y seguramente la más fotografiada de todo el archipiélago. Actualmente hay que pagar entrada para tener el privilegio de acercarse a estos enormes bloques de granito apilados armoniosamente a lo largo de la orilla. Ésta se sitúa en el perímetro de la Union Estate, vasta plantación de cocoteros custodiada por una garita, donde también podrás descubrir un antiguo cementerio, un gigantesco parque de tortugas, una antigua casa colonial, la reconstrucción de un molino de copra para extraer el aceite, unos astilleros...

También se ofrecen paseos a caballo por la zona. La popularidad de esta playa hace de ella un lugar muy frecuentado, incluso demasiado, que es mejor descubrir, si te alojas en la isla, con la puesta de sol.

Los amantes de la tranquilidad y de los escenarios de postal encontrarán la felicidad al otro lado de La Digue, en Grand Anse, también de una belleza embriagadora. Vale la pena la media hora de bicicleta necesaria para llegar por un sendero sembrado de baches, surcos y raíces. En cuanto al alojamiento, pequeños hoteles (de una veintena de habitaciones de media) y pensiones familiares reciben a los visitantes. Agrupados en la costa oeste, estos establecimientos saben ser discretos hasta el punto de confundirse con el paisaje del entorno.

Qué ver

Anse Source d'Argent, LA playa seychellesa por excelencia y seguramente la más fotografiada de todo el archipiélago, es sin duda ineludible, pero también un poco víctima de su éxito. Actualmente hay que pagar para tener el privilegio de acercarse a estos enormes bloques de granito apilados armoniosamente a lo largo de la orilla. Ésta se sitúa en el perímetro de la Union Estate, vasta plantación de cocoteros custodiada por una garita, donde también podrás descubrir un antiguo cementerio, un gigantesco parque de tortugas, una antigua casa colonial. Se puede planear una escapada hasta el Nid d'Aigle, el punto culminante de la isla a 333 metros. Una ascensión para deportistas pese a su poca altura. Pero las excepcionales vistas de la isla y de sus alrededores merecen el esfuerzo. También hay que ver la reserva La Digue Veuve que alberga a los últimos especímenes de papamoscas del paraíso de las Seychelles.

Qué probar

Además de la pesca, la vela, la bicicleta, el carro de bueyes, las rutas y los paseos a caballo, también se pueden dar paseos en barco con fondo de cristal a lo largo de las costas de La Digue o en las islas vecinas de Cocos, Petite Soeur, Grande Soeur y Marianne. La belleza de sus fondos marinos hará las delicias de los submarinistas.

Qué degustar

La cocina criolla tradicional mezcla muchas influencias. Ésta ofrece especialmente parrilladas de pescado con especias servidas con papaya y otras frutas. Los platos seychelleses son sabrosos, coloridos y mezclan el pescado con todas las salsas: juanete, barracuda, job, mero, carrangue... con rougail, con cari o con especias. Rey indiscutible del plato, se acompaña con el imprescindible arroz, lentejas, fruit a pain y pimiento

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Qué traer

Los souvenirs fabricados con coco como los famosos cocos de mar (que deben llevar una certificado oficial de salida del territorio, documento indispensable para podérselos traer a España). También se pueden comprar pinturas, esculturas, joyas de oro y plata así como objetos de bambú o de terracota.