viernes, 6 de mayo de 2016

CIUDADES DONDE SE HACE ESCALA

De esta tierra perdida en medio del Océano Índico Marc Twain solía decir que "Dios creó primero Mauricio y luego la tomó como modelo para crear el edén". Y es realmente a un paraíso a lo que se parece este volcán extinto rodeado de lagunas. Valga como ejemplo su increíble jardín botánico des Pamplemousses (de los Pomelos), plantado de laureles geo, alcanforeros de China y árboles del pan de Filipinas
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Cada tramo costero de la isla presenta una cara diferente: la costa este, cubierta por una vegetación lujuriante, seduce por el esplendor de sus playas. La sur por su parte es más salvaje, con acantilados de basalto azotados por los alisios y tallados por el oleaje. En sus llanuras, de las que emergen las chimeneas de las fábricas pioneras, la brisa marina mece suavemente los campos de caña de azúcar. La montaña, antiguo refugio de los esclavos rebeldes, es una inagotable fuente de leyendas.
Dependencia alejada de Mauricio, la tercera isla del archipiélago de las Mascareñas conserva intacta la belleza de su laguna: lo comprobará desde el avión que lo dejará en las inmediaciones de la pequeña capital colonial, Port Mathurin. Un pintoresco viaje en autobús le transportará a través de colinas y valles en tonos verdes y rojizos y de sinuosas carreteras de montaña.
Entre Pointe Coton y Pointe Gravier le aguardan las playas más bellas de la isla, donde el fondo del agua se adorna en ocasiones con los colores del pez loro. No deje en fin de descubrir sus islotes coralinos poblados de ave raras, sus misteriosas grutas y sus encantadoras calas.
Aun hoy existen dudas sobre el origen de las 115 islas que forman este microestado con aspecto de nebulosa: las Seychelles, constelación de formaciones graníticas y coralinas situada frente a las costas de África Oriental, figuran entre las tierras más antiguas del globo...
Independiente desde 1976, esta joven república venera sin embargo a su "rey de las islas", el cocotero de mar, del que los habitantes saben aprovechar hasta la última de sus virtudes. Una naturaleza desbordante de generosidad y apacibles lagunas con playas desiertas acaban de componer la estampa de este paraíso a salvo de la fuerza devastadora de los ciclones.
No extraña pues que estas tierras atrajeran en el s. XVII a los piratas más intrépidos del planeta. El más célebre de entre ellos, Olivier Levasseur, sembró en su tiempo el terror en esta etapa de la ruta marítima de las especias y la seda. Pruebe suerte: quizá consiga encontrar su tesoro, ese que cada isla pretende esconder.
La cocina seychellense, fruto de un sabio mestizaje, resume la historia de un pueblo criollo pletórico de influencias africanas, francesas, inglesas, chinas e indias. Mahé, la "Gran Isla" plantada de té, Praslin, la "isla de las Palmas", son una sinfonía de perfumes y colores. En La Digue, la más insular de las islas del archipiélago, no dude en subirse a una bicicleta para llegar a una de las playas más bellas del planeta: Anse Source d'Argent.
El Museo de Historia Natural se encuentra al este de la Torre del Reloj, subiendo por Independence Avenue. Además del famoso coco de mar, de evocadoras formas, se exponen atractivas colecciones de conchas, corales y peces, junto a insectos y mariposas. También hay tortugas gigantes de Aldabra convenientemente disecadas
Los mercados son siempre puntos de encuentro y el de Victoria no es una excepción. Entre habitantes de las islas, turistas y "Madam Paton", zancudas de pico amarillo, hallará todo tipo de productos: marítimos, naturalmente, pero también especias y frutas y verduras de todas las variedades que llenan los puestos con sus vivos colores. Los sábados por la mañana es el mejor momento para visitarlo, aunque también podrá disfrutar del espectáculo desde la terraza del restaurante situado en la primera planta.
Anclada al noroeste de Madagascar, a 8 millas del "continente" la isla de los Perfumes es el orgullo del turismo malgache. Nosy Be es una encantadora isla volcánica y montañosa rodeada de playas paradisíacas, Tanto el clima como la vegetación o los fondos marinos son excepcionales, ¡los folletos turísticos no mienten!
Asentada sobre un promontorio que domina los 150 km de su bahía, Antsiranana, la antigua mítica República de Libertalia, hay que saborearla a pie. Visite la ciudad colonial, sus casas criollas, sus astilleros y el cosmopolita barrio de Tanambao. Por la noche siéntese en algún lado a escuchar música salegy.
Asomado al océano Índico, Taomasina es sobre todo el primer puerto comercial de Madagascar. De su época pasada conserva un aspecto colonial, con anchas avenidas plantadas con flamboyanes y palmeras. Una ciudad ideal para visitar en carrito de tracción humana y donde se suele recalar antes de surcar el canal des Pangalanes.
En el extremo norte de la isla de Reunión se encuentra esta ciudad que alberga la prefectura desde 1946. Aquí podrá descubrir toda la diversidad de la isla, sus orígenes, sus culturas y sus religiones. Pasee por sus calles, trazadas con escuadra y cartabón en la época colonial y camine por el Barachois a lo largo del mar, donde sentirá latir la vida local antes de dirigirse a las agradables zonas altas de la ciudad.

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